El enemigo es por definición alguien que no tiene nada mejor que hacer que tocarte los huevos. Con la tenacidad propia de quien dispone de todo el tiempo del mundo para dedicarlo a sus propósitos te persigue por cualquier ámbito de actividad en la que te desenvuelvas con el único propósito de fastidiarte.
Da igual como intentes luchar con él. Puedes enfrentarte en buena lid y romperle la cara, a ver si se acobarda. Puedes optar por denunciarlo públicamente, a ver si se avergüenza. O puedes imitar sus artes y convertirte tú misma en alguien despreciable, para que pruebe de su propia medicina. Da igual, él sigue ahí, dando por saco, abusando de la impunidad que le da el Código Penal y sus prescripciones contra el crimen puro y duro.
La clave está en el tiempo. Hay gente para la que parece que no pasa. Siguen siempre en un estadio de larva, sin llegar a desarrollarse y madurar. Por eso, son pacientemente vengativos, absurdamente rencorosos, persistentemente ofensivos, como si sus vidas no tuvieran más objeto que lavar pretendidas afrentas, merecidos castigos y restituidas vejaciones.
Solo son unos desgraciados. Y lo son porque son dignos de lástima. No se dan cuenta de que en la vida hay muchos más placeres que infligir un daño inútil. Que el sabor del mal amarga todos los manjares de la vida. Por eso, lo mejor es hacer tuyo el dicho “no ofende quien quiere, sino quien puede” y despreciar olímpicamente su presencia.
La vida es demasiado corta para desperdiciarla en quién no merece la pena.
jueves, 25 de octubre de 2007
jueves, 18 de octubre de 2007
INCOMPATIBILIDAD LABORAL
-Al final, voy a tener que presentar una reclamación en forma –se lamentaba Antoine, mientras recortaba con cuidado el pelo de la nuca para darle la forma redondeada que estaba de moda. A la señora Angustias, a pesar de que ya había cumplido los setenta, le gustaba ir a la última.
-¡Anda, anda, Antoine! –contestó ella, con deje de fastidio- ¡Déjate de tonterías! Lo que tienes que hacer es modernizarte y dejarte de rollos de ésos que a ti ni te van ni te vienen. ¿Por qué no te apuntas a un cursillo de éstos que hacen ahora en las peluquerías buenas? Verías como entonces te mejoraban las cosas.
La señora Angustias era una de sus clientes más antiguas. Había empezado a venir por la peluquería cuando aún vivía su madre. Por eso Antoine le toleraba esas palabras. ¡Modernizarse él! Pero si era un peluquero estupendo.
-Ya me gustaría, señora Angustias –dijo, mordiéndose la lengua para no mandarla a la mierda- Pero es que, con todo este lío, no tengo tiempo de nada. Ya ve usted que muchos días no puedo ni abrir la peluquería. Por eso tendrían que pagarme algo, digo yo… Al fin y al cabo, es un trabajo. Y no es que no quiera hacerlo, yo estoy dispuesto a lo que sea, pero es que no llego a fin de mes.
Mientras hablaba, Antoine maniobraba con el espejo de mano para que ella pudiera verse por detrás, pero por el reflejo del grande veía como la señora Angustias estaba más atenta a su expresión que al peinado. Sus ojos incrédulos empezaron a ponerle nervioso. Ella, sin darse cuenta, cruzó las manos en el regazo, con aire de paciencia:
-Pero, vamos a ver, ¡hombre de Dios!, ¿qué es lo que tienes que hacer tú, que te da tanto trabajo?
-¡Pues muchas cosas, señora Angustias! Cuando no viene el portaaviones y tengo que ir a recibir instrucciones, es el supervisor el que me visita para que le de informes. Además, tengo que ir a hacer las misiones que me mandan. ¡Son muchas cosas! ¡Usted no se hace cargo! ¡Nadie se hace cargo! –Antoine, ya visiblemente alterado, desprendió el velcro que sujetaba la bata de la señora Angustias de un tirón tan fuerte que sin querer hizo caer sobre la falda de ella la cestita llena de rulos y el secador que estaban en la repisa bajo el espejo. La señora Angustias no pudo evitar un respingo, sobresaltada. Al notarlo, Antoine intentó controlarse- ¡Huy! Perdone, señora Angustias –dijo, recogiéndolo todo rápidamente y alcanzándole el bolso con amabilidad.
-No pasa nada, hijo –dijo ella, con voz temblorosa y ojos como platos. Sonriendo sin ganas, se levantó y se preparó para irse. De pronto, le había entrado mucha prisa y ya no tenía ganas de conversación. Él dio ganas al cielo. Todavía estaba nervioso y le había entrado uno de aquellos molestos sudores que le daban de vez en cuando. Se lo secó con disimulo mientras le cobraba (esperaba que ella no lo notara, un peluquero tiene que dar imagen de limpieza), pero cuando le preguntó si le reservaba hora para la semana siguiente, la señora Angustias se excusó: Iba a irse unos días de viaje a casa de su hermana, dijo.
Antoine no la creyó, aunque fingió hacerlo. Era como todas las demás. No les gustaba tener un peluquero que además fuera espía. Por esa razón se estaba quedando sin clientela. Y por eso quería que le pagaran, no por otra cosa, dijo. “Pero tú sabes que eso es lo de menos -le contestó el supervisor desde detrás del espejo. Siempre llegaba así, a través de los rayos proyectados por el satélite que confluían en la antena parabólica disimulada en el antiguo secador de pie que estaba en una esquina –Lo que importa es que defendamos nuestra forma de vida frente a las fuerzas del mal…”
viernes, 12 de octubre de 2007
¡QUE SEAS FELIZ!
Que seas feliz, feliz, feliz…
Es todo lo que pido en nuestra despedida.
No pudo ser, después de haberte amado tanto,
Por todas esas cosas tan absurdas de la vida.
Siempre había soñado con oír esas palabras como adiós. Yo las he utilizado a menudo. Cuando algo realmente pudo ser y no fue, poco importa que lo absurdo esté en nuestra vida o en la del otro. Una desea prolongar el brillo de la mirada reflejada en los ojos del otro aunque sea en la distancia.
Pero nunca antes me había pasado. Es curioso escuchar en otros labios las palabras que tú misma has robado de una vieja canción. Aunque no sea la primera vez que por esa boca salen palabras que podrían ser tuyas. Las cosas absurdas de la vida nunca acaban de tener explicación.
Por eso, es mejor no intentar comprender y dejarse llevar por la suave melodía que, por una vez, podría ser cierta…
Siempre podrás contar conmigo.
No importa donde estés
Así que ya lo ves,
Quedamos como amigos.
Y en vez de despedirnos con reproches y con llantos
Yo que te quise tanto
Quiero que seas feliz, feliz, feliz…
lunes, 8 de octubre de 2007
THINKING BLOGGER AWARD
Después de diez días de retiro, dedicados a partes iguales a mis labores editoriales, a profundas meditaciones sobre el delicado papel del jurado a la hora de otorgar premios y a recuperarme de la resaca producto de mis incursiones nocturnas en compañía de blogueros y demás gentes de mal/buen vivir (según como se mire), me reincorporo al blog cumpliendo la parte que me toca como ganadora de este premio del que me siento tan orgullosa.
Lo primero de todo, hay que cumplir las tres reglas:
1º- Mostrar la imagen del premio: La podéis ver encabezando este post.
2º- Enlazar con el post original, para que se vea el origen del premio, lo que podéis hacer simplemente clicando aquí.
3º- Escribir un post (éste mismo que leéis) premiando a cinco blogs que me hayan hecho pensar.
Esta es la parte más difícil. Estoy tentada de otorgárselo al amigo Fran o a Kasi_siempre, porque me encantan sus blogs y la manera como escriben, pero ya tienen dos cada uno y darles otro ya me parecería pelotear con él. Lo mismo me pasa con otros blogs que me han gustado mucho pero que ya han sido premiados por ellos. Creo que lo mejor es que el premio corra. Por eso, después de pensarlo mucho, he decidido otorgarles el premio a:
- El cuchitril literario, el prestigioso blog de palimp, donde siempre encuentro noticias interesantes acerca del mundo editorial y referentes muy útiles para escoger mis lecturas.
- Un hombre de pago, uno de los primeros blogs que leí, y en el que Neus nos demuestra el gran papel que el ciberespacio puede jugar en la literatura.
- Pies para quiosquiero, un blog comunitario donde el quiosquero, la quiosquera y su hijo nos muestran una cara del mundo a través de las anécdotas que viven cada día en su quiosco y la problemática del último escalón del mundo editorial: el vendedor.
- Cocaína intelectual, dedicado a analizar la actualidad desde un punto de vista personal y desenfadado, ejemplo del papel que han jugado y juegan los blogs, estos pequeños espacios personales, en la posibilidad de que todos y cada uno de nosotros podamos expresarnos y acceder a un público mayoritario sin las trabas y limitaciones que suponen los medios de comunicación institucionalizados, siempre mediatizados por el capitalista y/o los anunciantes que los respaldan.
- Cartas a Federica, un blog de reciente aparición pero con mucho futuro en el que Amatista nos habla de sus vivencias como responsable de una persona dependiente y nos da una lección de saber vivir.
Bueno, ya está. Ahora sólo me queda avisar a los premiados y pasar el testigo del minuto de gloria. Aunque, eso sí, !seguiré manteniendo el logo¡
Besos para todos.
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