Tengo que reconocer que, en el fondo, sigo siendo un poco pava. Salí de mi casa convencida de que, tras traspasar unas puertas macizas y recorrer un túnel escasamente iluminado con algunos farolillos rojos, mirando con el rabillo del ojo el interior de las cabinas vacías, llegaría a una lóbrega sala de suelo pegajoso en la que, en una tarima provista de la oportuna barra y decorada con alguna media olvidada por las strepers, mi amigo Palimp y sus compañeros desgranarían sus relatos.
Pero al llegar al Desig me di cuenta de lo poco que salgo últimamente. El local cuenta con amplias cristaleras y la decoración es funcional y de diseño. Apenas tuve tiempo de examinar los artículos expuestos, porque enseguida bajé al sótano, donde disponen de un amplio espacio, con una claraboya preciosa desde la que se puede ver la calle, dedicado a hacer cursillos y exposiciones. Por cierto, la que había era muy interesante.
Del espectáculo, amenizado por un refrescante cóctel erótico, para qué hablar. Intervinieron cinco cuentacuentos que tuvieron un merecido éxito de público. Los asistentes nos enteramos de curiosas (y quizá ciertas) costumbres japonesas; de lo que hace felices a las hadas y los duendes; de la metáfora encerrada en la Bella Durmiente; de porqué los hermanos gemelos no tienen cobijo y de cómo nació un dios.
A mi juicio, Palimp puede estar orgulloso de la première. A la vista de su actuación de ayer, la auguro una larga carrera como cuentacuentos.
Y la sorpresa, querido Palimp, es que ha quedado constancia histórica de tu interpretación. Pero por más que me esfuerzo, no puedo poner el vídeo. Así que tendrás que ponerlo tú...
3 comentarios:
¡Gracias! Espero tener un poco de tiempo este fin de semana para hacerlo :)
Colgarlo, colgarlo... a ver que tal el audio.
Estuve el jueves en el pati llimona y también me reí mucho con la interpretación de J.P.
Dios, otra vez mi doble personalidad ataca de nuevo...
:D
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