viernes, 28 de septiembre de 2007

BOLETÍN INFORMATIVO

Queridos niños, hoy tengo tres importantes noticias que daros:

La primera, la aparición de un nuevo blog muy interesante que paso a incorporar a mis enlaces recomendados: Cartas a Federica. En él, la amiga Amatista nos cuenta su historia, nos da algunos consejos útiles y nos transmite su coraje y su inmensa alegría de vivir.

La segunda, una gran oportunidad para las chicas (me disculpo con vosotros, chicos, pero ya llegará vuestra ocasión): Por fin en YoMujer.com -vuestra revista- se han decidido a aceptar colaboraciones de gente ajena al equipo habitual y han publicado una convocatoria para nuevas redactoras. Las interesadas solo tenéis que entrar en la revista y dejar un mensaje privado en el perfil de Olga, la coordinadora.

Y por último, aunque no por ello menos importante, es que esta noche se celebra en Barcelona la tercera reunión de Bitácoras y Libros. La cita es en el bar Lletraferit (c/Joaquín Costa, 43) a las 20:00 horas. Para más información, acudir al blog del amigo Palimp, el impulsor de la idea.

Espero ver por allí a alguno de vosotros:


martes, 25 de septiembre de 2007

¡¡¡¡PEDRO !!!!

Vaya, me acabo de enterar de la gran noticia y todavía estoy un poco aturdida. Así que tenéis que dejarme unos días para que me organice y medite a quién voy a premiar. Pero no podía dejar de agradecer inmediatamente a Fran que me haya otorgado el Thinking Blogger Award.

Estoy muy orgullosa. Más que nada porque aún no llevo ni un año publicando en el blog y, francamente, no me esperaba que tuviera tan buena acogida. Eso es algo que debo agradeceros a todos los que me leéis y que me miráis con buenos ojos.

Bueno, lo dejo por ahora porque me estoy poniendo colorada.

¡¡¡¡¡ MUCHAS GRACIAS !!!!!!

sábado, 22 de septiembre de 2007

UN CLAVO SACA OTRO CLAVO

-Hay algo en la música de Vivaldi que la hace igual a un buen vino –dijo Gerardo, levantando su copa para que yo observara al trasluz el Hacienda Monasterio, reserva 2001, que antes había juzgado como el único caldo adecuado para acompañar el guisado de venado que se había empeñado en hacerme probar- Cuestión de matices. ¿Ves los ribetes azules que matizan el color rubí?

Yo lo miré con expresión embobada y solté el oportuno “¡Oh! ¡Siii…!”, como si hubiera entrado en éxtasis.

-Es porque tiene unos taninos redondos y suaves, que le dan una juventud longeva-continuó Gerardo, satisfecho, y me miró con aprobación, como si yo fuera una niña buena- No todos pueden apreciarlos. Por eso, aunque cualquiera nota su fragancia balsámica y fresca, hay que tener verdadero paladar para distinguir ese sabor frutal, con notas tostadas de la barrica, que persiste largamente en la boca.

Estuve en un tris de mandarlos a tomar por culo: a él, a los taninos y al paladar. Pero logré refrenar mi genio y cambiar de conversación preguntándole por su ex. Esa era su otra monomanía. También resultaba algo cargante, es verdad. Pero más fácil de manejar que todas esas pedanterías sobre la comida y la bebida que nunca había podido soportar. La verdad es que el vino estaba de cojones y el restaurante era de lo más agradable, pero para acabar con dolor de estómago casi prefería haber ido a un McDonalds. Me gusta comer bien tanto como a la que más, pero siempre he pensado que vale más comerse un bocata de tortilla en buena compañía que una langosta en un ambiente estirado y solemne como el de una catedral.

El resto de la noche fue bien. Aparte de esa manía de dejarse una pasta gansa en hacerse la ilusión de ser un gourmet, Gerardo era un tío encantador. Y guapo. Además, estaba en buena posición económica, que siempre es un punto. Eso le permitía tener detalles de esos que te hacen sentir mimada. Mismamente, haberme llevado a cenar a un restaurante tan caro. No es que yo fuera interesada, pero al fin y al cabo, eso quería decir que estaba dispuesto a hacer algo para conquistarme ¿no?

Tampoco era de los que agobian (otro punto a su favor), así que volví a mi casa sola y bastante contenta. Canturreé una canción mientras me ponía el pijama y todo fue bien hasta que, al vaciar mi bolso, un acto reflejo me hizo comprobar el móvil. La costumbre. Pero, una vez más, me sentí decepcionada al ver no había ningún mensaje ni ninguna llamada perdida. Pero no fue la decepción lo que hizo lanzarme boca abajo sobre mi cama, aferrando la almohada contra mi vientre como si fuera otra vez una adolescente. Yo ya sabía que no encontraría nada. ¿Por qué lo buscaba, entonces? Eso era lo que de verdad me desesperaba. Lo que hacía que volvieran a mí todas las agonías de la Virgen de los Siete Dolores.

Pero fue solo un momento. Enseguida me reconforte a mí misma, pensando en que ese día solo lo había hecho una vez. Era un avance. Suspiré hondo y me dí ánimos. Verás como a me poco se te pasará, me dije. Luego le di las gracias in mente a Gerardo. A pesar de aquel pequeño ramalazo de cursilería no había duda de que me había hecho olvidar por un momento. Ilusionada, pensé que quizá si siguiéramos adelante lo lograría completamente. Aunque una vocecita, en vano sofocada en el fondo de mi mente, me decía que, por más que me empeñara, no lo iba a conseguir.

viernes, 14 de septiembre de 2007

MEME

Queridos niños, mi gran amigo Fran, promesa del teatro y reciente ganador del thinking blogguer award por su excelente El paraíso virtual de la sin hueso, me ha pasado una meme. La primera en mi vida de bloguera.

La cosa se trata de:

1º: Contar cinco secretos, cinco cosas inconfesables que no nos atreveríamos a revelar.

2º: Poner en el post las normas de esa peculiar cadena y,

3º: Pasarlo a cinco personas que piensas van a continuarlo.

Me siento honrada de que haya pensado en mí, pero la verdad me ha puesto en un aprieto. Como ya le dije a él, yo no tengo secretos dignos de tal nombre y menos para vosotros, pero en fin, haré lo que pueda, así que os voy a desvelar cinco aspectos de mi personalidad que quizá os resulten chocantes:

1.- Soy adicta a Gran Hermano. A pesar de lo que digan algunos, estoy convencida de que los que entran en la casa de Guadalix de la Sierra no tienen guión alguno: la realidad siempre supera a la ficción y en este mundo hay gente para todo.

2.- Adoro las revistas del corazón. Parecería que no sé vivir sin saber lo que hace Carolina de Mónaco, pero me resulta fascinante comprobar que los personajes del papel couché también tienen un lado humano.

3.- Me encantaría conocer a un millonario guapo, divertido y generoso que se enamorara apasionadamente de mí y me retirara a vivir a una mansión con mayordomo y todo. Ya sé que el sueño del príncipe azul no se aviene con mi carácter de mujer emancipada e independiente, pero que queréis, una en el fondo sería feliz con tan poca cosa...

4.- Grito cada vez que veo una rata o una cucaracha y, como las heroínas de las películas antiguas, me tuerzo el tobillo con muchísima facilidad. Otra cosa que no pega nada con mi imagen y que me da muchísima rabia.

5.- Me paso el día tarareando canciones antiguas, de las que tengo un amplio repertorio. Tangos, boleros, baladas de Adamo o Rita Pavone… Hasta cuplés. Y además, los vivo.

En cuanto a los agraciados (que espero que sigan la cadena, aunque no sé si me harán puñetero caso) son los siguientes:

Neus, (Un hombre de pago), mi mejor amiga nº 599. El niño de la estación (Fui un rudo ferroviario) a ver si así se decide a actualizar su blog de una vez. Mezkal (Sumidero Mental) y Sfer (Librosfera), cuyos blogs sigo desde que los conocí en una reunión de blogueros. Y por último, Patricia Suarez (Discreto encanto), a la que no conozco personalmente pero que publica un blog maravilloso.

Bien, creo que ya está. Ya he cumplido con el meme. Y para terminar y veáis lo que suelo canturrear mientras escribo, os dejo este bonito vídeo:

viernes, 7 de septiembre de 2007

¡HAY QUE PONERSE LAS PILAS...!



El primavera es el símbolo del renacimiento por antonomasia y el otoño, con sus hojas secas alfombrando la calle bajo los pies de los románticos impenitentes, el del declinar de la vida. Eso, en literatura. Porque en la vida real cuando llega septiembre todo empieza de nuevo. No solo el tan manido curso escolar o las colecciones de fascículos, los proyectos de ir al gimnasio o la aborrecida jornada laboral.

Tras la travesía del desértico verano, una muchedumbre de bronceados vampiros surge de sus refugios de la playa o la montaña y empieza a demandar a gritos su alimento habitual: “Mándanos artículos…”, “Actualiza el blog…”, “¿Para cuando la presentación de esa sección que llevamos a medias…?”

Una, que tiene un síndrome post-vacacional perpetuo, se encuentra de pronto con toda la faena atrasada y sin saber qué hacer. De modo que, para calmar un poco vuestras ansias hasta que me organice, voy a hacer algo que hace tiempo quería hacer: presentaros mis (hasta la fecha) enlaces recomendados:

Primero, el fotolog de Roberto Valdés-Bango, autor de los cuadros que adornan la columna de la derecha y que más de uno ha admirado. Allí expone muchos más, todos dignos de ver.

El cuchitril literario, un excelente blog temático en el que, desde hace más de tres años, jpalimp hace cada día y con gran acierto la reseña de un libro, además de facilitarnos noticias sobre el mundo internauta y literario.

El portal YoMujer.com (Tu revista), donde mi alter-ego tiene el placer de publicar sus artículos sobre todo en general y biografías en particular.

Mi más reciente adquisición, Grupobuho.es comunidad de escritores, el mayor portal literario en lengua hispana donde, además de hacer amigos, puedes publicar tus textos o crear tu propio blog.

Y si a la hora de hacerlo te surge alguna dificultad, no lo dudes: consulta el blog de Gemma. Te las resolverá de forma gratuita, además de permitirte el acceso a todos sus amigos blogueros

No me puedo olvidar de Un hombre de pago, donde Neus, mi mejor amiga nº 599 nos habla (entre otras muchas cosas) de sus andanzas editoriales ni, por supuesto, de las merecidamente galardonadas bitácoras personales de mis grandes amigos Kasi_siempre y Fran, (que no necesitan recomendación porque seguro que son conocidas de todos vosotros).

Ni me olvido tampoco de mi querido Niño de la estación (que se está pegando unas vacaciones de escándalo) ni de los profes de Portal del Escritor, que me siguen enseñando desde su propio blog.

Y, sobre todo, no dejéis de mirar y admirar el más breve y más tierno de todos: Los reinos ogros

sábado, 1 de septiembre de 2007

NOCHE DE AGOSTO

Empezaba a caer la noche, así que encendí la luz de la cocina y eché un vistazo a Manolo, cómodamente repantigado en el sofá, antes de cerrar la puerta. Luego, me puse a fregar los platos de la cena moviéndome al ritmo de la salsa que sonaba en la radio. Era la única forma de acallar la ansiedad que me provocaba la voz ondulante y machacona del locutor que retransmitía el partido.

No sé porqué, levanté la vista de la espuma que rodeaba el desagüe y miré por la ventana. Entonces cuando vi su delgada figura, de pie en el círculo de luz de la farola, espiando mi contoneo. Por unos segundos, quedé prendida sin remedio en sus ojos soñadores pero, justo cuando él levantó su mano con el dedo índice extendido y me atrajo silenciosamente, recordé de pronto que debajo del delantal no llevaba más que el sujetador y las bragas y me retiré de un salto, sofocando un grito.

Recostada contra la encimera, intenté controlar los latidos de mi corazón. Bajé un poco el volumen de la radio para escuchar mejor y pude darme cuenta de que Manolo no se había enterado de nada al oír, mezclados con los del locutor, sus lamentos por una ocasión de gol perdida.

Con precaución, asomé la cabeza por la ventana: El ya no estaba. Antes de seguir fregando los platos, me puse una bata de estar por casa que tenía colgada detrás de la puerta de la cocina. Por si acaso. Pero no volví a verle. A pesar de que estuve todo el rato observando el paseo, buscándole con ojos inquietos.

Tarde o temprano, todo llega y también llegó el momento de sacar la basura. Me quedé mirando la bolsa cerrada con aprensión, pero al final decidí que era absurdo temer algo. Solo tenía que salir al patio. En la urbanización el camión no pasaba más que dos días a la semana y mientras tanto los containers tenían que estar encerrados. Cosas de la normativa pública.

De todas formas, antes de salir me aseguré de que no hubiera nadie por los alrededores, pero aún así no me sorprendí cuando oí su voz pastosa. Creo que, en el fondo, me hubiera sentido decepcionada si no lo hubiera encontrado allí.

-¡Hola! - susurró desde los matorrales del otro lado de la verja, apenas a un metro de mí.

Me volví hacia él y le sostuve la mirada-: ¡Hola! -respondí, desafiante, en un tono más bajo del que me hubiera creído capaz- ¿Qué quieres?

-¡Solo mirarte…! – contestó, avanzando hasta apoyarse con descuido en los mismos barrotes que nos separaban- ¡Me gusta tu boca ancha y jugosa! ¡Y tus pechos son como cántaros de leche...!

Como en mis días de colegiala, trate de disimular con una risita tonta el fuego que se despertaba en mi cuerpo al paso de su mirada.

- ¡Gracias! – contesté, fingiendo desenvoltura. Luego añadí con infantil perversión - ¡Tú tampoco estás nada mal…!

Él no entró al trapo de mi estúpido coqueteo y siguió mirándome fijamente con aquellos ojos como brasas-: ¡Enséñame las tetas! –suplicó bruscamente...

Yo no esperaba tanta pasión. Sobresaltada, empecé a recular hacía la escalera que subía al apartamento-: ¿Pero que dices? – contesté azarada, pero sin que la sonrisa se borrara de mi boca.

- ¡Vamos! ¡Hazlo! –dijo él, con aquella voz grave que me volvía loca- ¡Quítate el sujetador!

-¡Estás zumbao…! –respondí y dando media vuelta eché a correr hasta llegar a las escaleras. Pero, al llegar al rellano me volví, arrepentida. Él aún estaba apoyado en la verja, mirándome fijamente. Sus ojos me decían que era mala. No podía dejarle así…

Lentamente, baje los tirantes de la bata y dejé deslizar la fina tela hasta mi cintura, mientras él, de un salto, trepaba por los travesaños de la verja para ver mejor. Sin quitar mis ojos de los suyos, solté los corchetes de la espalda y adelanté los brazos, inclinándome al mismo tiempo sobre la baranda hasta que el sujetador se deslizó hasta mis manos.

- ¡Ummmm! ¡Quítate más! –ordenó él. La sangre me latía en las sienes con un ritmo trepidante, pero de pronto me di cuenta de que sus pies buscaban apoyo para saltar la verja y el pánico se apoderó de mí.

- ¡Ni hablar! –exclamé aterrada y entré de un salto en casa, cerrando rápidamente la puerta con el cerrojo.

Con la ropa abrazada contra mi pecho jadeante, me recosté contra las baldosas frías de la cocina. De la sala seguía saliendo la voz machacona del locutor y en la radio sonaba una preciosa canción de amor…