miércoles, 15 de agosto de 2007

DELIRIO



La amante de un viejo amigo se llama Genara. Él tiene los ojos turbios y los dedos como mazas; por eso, a veces sus cartas de amor llegan a mi buzón, perdido en su agenda desde tiempos más felices. Reconozco su estilo rústico-galante y lleno de faltas de ortografía y sé de sobra que es Genara quién despierta su ternura camuflada de dureza. Sin embargo, no puedo evitar que mi aliento se corte cada vez que veo parpadear la luz verde de mi móvil.

Desde hace un tiempo, mi vida transcurre tan monótona y solitaria como la de míster Quinn, el escritor vestido con la piel del detective Paul Auster. Yo también oculto mi corazón, aunque por otras razones, y siempre he sido seca con los extraños. Por eso, no es raro que haya entrado en el juego de seguir el rastro de Genara, quizá esperando encontrarme a mí misma detrás de ese nombre. Un juego algo extraño, diréis. Pero así son los juegos de los excéntricos.

Sin embargo, últimamente tengo la sensación de que otro yo maneja mi cuerpo y me sorprendo entrando en el sueño de algún loco para remover la inmundicia, mientras mi voluntad, atada de pies y manos, grita inútilmente “No lo hagas”. No sé si soy el señor Azul o el señor Blanco, pero creo que, igual que ellos se espiaban mutuamente, escribiendo con la observación de su gemelo la crónica de una Nueva York antigua y fría, Genara y yo no somos más que un espejo y su reflejo. Y ya no sé si estoy dentro o fuera.

¿Cuándo y cómo terminará esto?

4 comentarios:

Francisco García dijo...

Puede que no sea tan malo y que además la cuestión no acabe nunca. ¿Es malo lo que dices? ¿Es impropio de uno mismo tomar la actitud que quiera en cada momento, sintiéndose perdido o no?
Un beso grande.

Anónimo dijo...

Dejo aquí mis huellas digitales, como te acabo de prometer. Soy un perezoso irredento para los blogs. No es pereza de leerlos, sino de ser constante con ellos. Ya te visité un par de veces, tiempo atrás pero no te dije nada. Has currado este diario personal a conciencia, y este último comentario sobre Genara te daría fácilmente para una novela de equívocos, al estilo de las historias de Lubitsch, si tu personaje decidiera seguir la corriente al amante de su amiga. Enfín. Frida, un beso enorme. No prometo nada pero tampoco descarto volver a descansar la mirada en las reflexiones de alguien tan sensible como tú. Paseante.

poetabululu dijo...

Está buena la Genara ¿verdad? No sé...casi me gusta más que el superdotado que está ahí a su lado ¡qué barbaridad! De todos modos, nada de que tú te reflejas en la Genara ni la Genara en tí. Esas dudas no caben en los blogueros que formamos parte de tu club de fans. ¡Amos, amos... qué cosas tiene la Frida! Ja, ja, ja...
Besoteee.

poetabululu dijo...

Muchas gracias por felicitarme por ese inesperado galardón que me otorga Fran, aunque me "galardonea" a menudo con sus risas y su compañía. De por si, ya es un premio que uno escriba -con mejor o peor tino-, y haya gente en estos lares dispuesta a perder parte de su tiempo en leerle; es lo realmente asombroso... esa especie de pseudocompromiso tácito que hemos contraído unos cuantos, que hace que nos asomemos aquí cada día para contarnos y escucharnos nuestras ocurrencias.
Un besote, Frida.