viernes, 1 de junio de 2007

EL BANCO


La mujer sentada en el banco pensaba que a falta de pistola lo mejor era el metro. Nadie sobrevivía al inevitable atropello. El vagabundo, que aún conservaba un resto de su antigua elegancia, se sentó a su lado y se sacó un cigarrillo algo sobado del bolsillo delantero de la camisa.

Mientras lo encendía ceremoniosamente la miró de reojo. Ella seguía imperturbable. Pensó en colocarle un poema y hasta sacó la carpeta de la bolsa que llevaba al hombro. Pero no acaba de gustarle la idea. Cuanto más se fijaba en el escorzo de su perfil, más rabia le daba no poder llevarla a cenar.

-¡Un ducados! ¡Como a mí me gustan! –dijo al cabo de un momento, con masculina desenvoltura- Pero es difícil que te los den. A los chavales de hoy en día no les saques del rubio…

Ella volvió su mirada hacía él y el hombre pudo ver las finas patas de gallo que surcaban sus ojos hinchados por un llanto reciente.

-La juventud siempre está corrompida. Por eso nunca sabremos a donde vamos a ir a parar –dijo en tono pausado.

Con los ojos de nuevo en el infinito, ella decidió que el metro era demasiado desagradable. El cadáver quedaba fragmentado, sanguinolento y desnudo. Y a saber a donde iría a parar el bolso. Quizás el gas…

-Veo que eres una persona inteligente –continuó él, cuando se recuperó de la sorpresa. “Después dicen de mí”, pensó. Pero le había intrigado: la historia prometía-. Te voy a regalar uno de mis poemas. A ver que te parece.

-¡Gracias! Lo leeré luego –contestó la mujer. Cogió el papel que él le ofrecía y lo dobló en cuatro, antes de meterlo en el bolso. Luego se levantó, alisándose la falda y le dirigió una sonrisa triste, antes de despedirse:

-Ahora no puedo. Es la hora de mi cita. Buenas tardes.

El vagabundo se la quedó mirando mientras echaba a andar rápidamente hasta perderse por la primera bocacalle. ”Joder. Es que no la dejan a una ni suicidarse en paz”, iba pensando ella mientras caminaba.

3 comentarios:

poetabululu dijo...

Qué bonito, Frida. Me ha encantado. Soy una gran forofa de los microrrelatos, y éste está muy bien.
La verdad es que tiene que incordiar bastante que, con lo difícil que tiene que ser llevar a cabo la decisión de suicidarse, no le dejen a uno maniobrar a su gusto. Tiene que ser una lata.

Besote, wpa!!

Anónimo dijo...

Holaa!!

Desde la foto del banco (impresionante!!), hasta el excelente escrito que la acompaña he quedado prendada con esta entrada!!!

La foto de inicio es igualmente sorprendente e invitan a querer leer más.

Seguí el intercambio "epistolar" hasta el final. Se vale decirte que me reí mucho!!

Te felicito por mantenerte activa, mejor dicho, magistralmente activa.

Un abrazo caribeño,
Judy García Allende

Anónimo dijo...

Hola. veo que tienes muy activo tu blog. Me ha encantado tu micro. Y la foto, como bien señala Judy. ¿Puedo poner una peguilla? "No le acaba de gustar", ¿no estaría mejor "no acababa"? El cuento está en pasado. En fin, cosas mías.
Sigue así, escribiendo mucho.
Un abrazo, Valeria