Hay que darle al cuerpo lo que le pide. Hay momentos en que nos pide marcha. Hay veces que tenemos hambre, o sed. Y temporadas, como ésta, que necesitamos vacaciones.
Desde tiempos inmemoriales los cambios de estación se han celebrado con algún tipo de fiesta. Cada una con sus particularidades. Según lo que nos pide el cuerpo.
La Iglesia, que es muy lista, ha hecho coincidir sus propias celebraciones con el ritmo de los feligreses. Es la mejor manera de hacer cumplir el mandamiento divino. Gracias a esto, hoy en día quien más quien menos cuenta con unos días libres.
Y es que el cuerpo nos pide un alto. Un descansito. Es lo que necesitamos para seguir adelante.
martes, 3 de abril de 2007
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