viernes, 20 de abril de 2007
MADRID
Para mí, Madrid es un amigo. Saber que cuando llegas hay alguien que te está esperando. Y que se preocupa de dónde vas a dormir, y de cómo vas a llegar allí. Que te lleva a su casa, con los suyos. y tú te sientes en la tuya.
Malasaña, Chueca y Glorieta de Bilbao. Vermuth de grifo, carteles de cuando Franco era cabo y charla de colegas en el Palacio de Cristal. El perfume de Granada en una terraza y el antiguo saber de la negra Tomasa.
Hay otro Madrid, lo sé. Un Madrid frío, de mendigos muertos en la calle y Goliat tratando de defenestrar a David. De miradas turbias, de orgullo herido y cobardía teñida de dignidad. El único Madrid que algunos son capaces de ver.
Pero yo, como el poeta, he andado muchos caminos y he abierto muchas veredas. Y en todas partes he visto mala gente que camina y va apestando la tierra. Y en todas partes he visto buenas gentes que nunca rechazan nada ni a nadie. Donde hay vino beben vino y donde no hay vino agua fresca.
Sé que algún día tendré que mirar de nuevo a la muerte a la cara. En eso quedamos las dos la última vez que estuvimos enfrente. Pero, mientras espero el día y hora de la cita, sólo quiero tener ojos para la vida. Ese era el trato. La vida es lo único que hay.
Madrid es el viaje a Itaca, los pensamientos del Campo del Moro y un niño que te enseña algo que necesitabas saber. ¿Cómo, si no, iba a tener el inmenso placer de regalarle esta canción a un amigo de verdad?
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